Hace aproximadamente diez años, 600.000 estudiantes secundarios salieron a las calles para manifestarse en búsqueda de un sistema de educación digno. Hoy, a pesar de que la motivación no es exactamente la misma, los jóvenes de nuestro país siguen movilizándose.
Por Rocío Araus y Kathleen Pérez, estudiantes de periodismo de la UCN.
El 2006, los “pingüinos” se comenzaron a manifestar para lograr, a corto plazo, la gratuidad del pasaje en el transporte público y la gratuidad de la Prueba de Selección Universitaria (PSU), debido a los anuncios del alza en la prueba, y la restricción en el uso del pase, y a largo plazo la reforma a la Ley Orgánica Constitucional (Loce), entre otros. A partir de esta revolución, los estudiantes cambiaron la actitud pasiva que se había mantenido hasta ese momento, tomaron las riendas e hicieron algo para generar el cambio que se buscaba y que aún se busca.
2011 fue un hito que marcó un antes y un después en muchos alumnos, un cambio de perspectiva. “Ese año fue el resurgir del movimiento estudiantil, eran los jóvenes que alguna vez se alzaron el 2006 en la Revolución Pingüina, pero ese año se cuestionaban aspectos aún más profundos, lo que ocasionó niveles altos de convulsión y politización por cerca de 8 meses en Chile, más del 80% de la población del país quería educación gratuita” comenta Michel Garró, estudiante de la carrera de periodismo en la Universidad Católica del Norte (UCN), actual consejero de Humanidades y en ese entonces alumno del Liceo Politécnico A-33, quien agrega que a pesar de marchar todos los días, de las tomas de liceos y universidades; y de la inestabilidad del gobierno de turno, no se consiguió que se cumplieran sus demandas.
En una entrevista para el medio “La Tercera” del 20 de marzo del presente año, la Presidenta de la Juventud Socialista, Karina Delfino comenta que fue en ese año (2011) donde se comienza a cuestionar todo el sistema, se habla de una nueva Constitución, de reforma tributaria. “Pensamos un gran movimiento que hablara de educación desde lo más básico hasta el nivel superior. Era nuestro mayor desafío. Luego de que el movimiento y la sociedad se empoderara, se podía empezar a cambiar el sistema educacional entero”.
Por otro lado, se presenció un desarrollo en las posturas políticas en todos los partidos, por parte de los jóvenes estudiantes; Maximiliano Mellado, para la misma entrevista de La Tercera afirma que “había más pluralismo en esa época. Si miras nuestra dirigencia había de todo. César era del sector de izquierda, militante activo del Partido Socialista y Julio Isamit de derecha”.
En estos diez años hemos visto cómo los enfoques han ido cambiando, ya no se está concentrando, como antes, en la calidad, sino en el financiamiento de la carrera, como detener el endeudamiento excesivo en los que el CAE tiene inmerso a un porcentaje importante de universitarios.
La educación gratuita, fue el motor de la campaña presidencial de Michelle Bachelet el 2013, donde se prometió que la educación sería gratuita y de calidad para todos los jóvenes. Sin embargo, hoy 125.392 estudiantes son los que cuentan con esta famosa gratuidad, que además de no ser para todos como se había planteado en un comienzo, cuenta con una “letra chica”. Este beneficio cubre los años que dure la carrera universitaria ¿Qué pasa si el alumno se retrasa un año en sus estudios? se pasa directamente al Crédito con Aval del Estado (CAE), lo que deja al estudiante con una deuda que lo seguirá por años.
Este año uno de los motivos del llamado a la paralización de actividades académicas de parte de la Confederación de Estudiantes de Chile (CONFECH), además de lo ya mencionado anteriormente, fue el proyecto educacional, ya que este tenía bastantes puntos en débiles respecto a lo solicitado por los estudiantes movilizados, fue realizado sin la participación de estos y, por lo tanto, no se tenía la seguridad de que si este cumpliría lo que se ha pedido en diez años.
¿Qué es en lo que más coinciden los estudiantes al hablar de las movilizaciones?
Los estudiantes, van más allá de los petitorios, están de acuerdo con el fin, pero no con “aquellos que van a hacer desastres” y “las personas que no quieren estudiar, son flojos y utilizan las movilizaciones para salir, carretear y sacarse fotos” en palabras de Nicolás Oyanader, estudiante de psicopedagogía en Inacap, “las movilizaciones son para un bien común no puedes, por último si vas a salir mientras estás en paro hazla piola, apoya la causa, pero si votas sí al paro y no estás ni ahí, no vas a las asambleas, mal”, continua el joven.
Al igual que Oyanader, Paloma Muñoz, estudiante de enfermería en Universidad Santo Tomás, tiene una opinión en negativo con respecto a las personas que ejercen violencia en las manifestaciones, ella expresa lo siguiente “lo que no me gusta es el grado de violencia que existe, porque la manifestación no significa solamente ir a una protesta, tirar piedras, sacar señaléticas, porque eso ya no es una manifestación, ahí tú estás pasando a llevar los derechos de otras personas”
Los alumnos de las distintas instituciones educacionales tienen una opinión formada, nos los demuestran en cada una de sus críticas hacia lo que falta y lo que no, un ejemplo es de esto es lo que nos dice Muñoz “hay que fomentar eso, fomentar el estudio, fomentar el hecho de que esfuercen para lograr algo, no que el gobierno precisamente que es el que está a cargo de todo esto le tenga que regalar las cosas, ellos se tienen que esforzar, para poder alcanzar sus objetivos, porque no todo en la vida es gratis, todo tiene un grado de esfuerzo” declara, agregando “entonces yo creo que hay que partir por ahí, el hecho de que se manifiesten, de que hagan protestas, de que participen en ellas, de que hagan tomas, de que hagan paros, de todo eso, está súper bien, se logran objetivos, se logra el objetivo de querer ser escuchados por el gobierno”.
Es común ver una polarización dentro de una misma carrera, también dentro de una misma universidad. No muy lejano, el último llamado a paralización por parte de la CONFECH, nos trae de ejemplo el último plebiscito para paro indefinido de la Universidad Católica en donde de un total de 4178 estudiantes, 2047 votaron que sí y 2131 al no, es decir, una diferencia de 84 votos, que es mínima considerando la gran cantidad de participantes en este ejercicio. Miguel Rojo, quien es consejero de la Facultad de ciencias añade “en general yo encontré excelente que llegáramos a un quórum tan alto en la votación, es súper representativo, estuvo súper peleado” Rojo además deja ver su postura frente al movimiento estudiantil: “yo quiero hacer un cambio en este país, por algo estudio pedagogía y sé que movilizarse es necesario”.
¿Qué se ha logrado en estos 10 años de movilizaciones?
Principalmente, se ha logrado tanto empírica como de manera abstracta, un cambio de pensamiento de parte de los chilenos. A partir de este movimiento estudiantil las marchas volvieron, tanto para la educación, como para la salud y la libertad de expresión. A partir del movimiento se desarrolla una visión crítica de quienes nos están gobernando, ya no solo son espectadores, también salen a la calle a reclamar aquellos que no les gusta y está mal.
Diversas organizaciones han nacido de esto y es algo que solo hace crecer la participación que se necesita para generar cambio en una sociedad extremadamente conservadora como la chilena.
A la vez se ha ganado que la Tarjeta Nacional Estudiantil, también llamado pase escolar, sea gratuito y de uso los 365 días del año, las 24 horas del día, la beca PSU, el horario protegido para que las carreras puedan reunirse en un bloque y puedan participar de actividades, etcétera, y el gran avance: la gratuidad, que a pesar que no ha sido de la manera que se deseaba ha beneficiado a una cantidad importante de estudiantes que ven esto como una oportunidad de ser profesionales.
Pero luego de diez años, la experiencia ha dejado ver un porcentaje de rechazo frente hacia las formas más reconocida de movilización, es decir, los paros y las tomas, muchos universitarios en 2011 reprobaron y se atrasaron en sus respectivas carreras, consecuencias que no se han dejado olvidar, ¿significará esto que ya es momento de cambiar los métodos?