Con mucho pesar, la Escuela de Periodismo UCN recuerda al destacado periodista iquiqueño, Daniel Díaz Segovia, quien formó parte de la primera generación de periodistas del 67′, en los inicios de la Escuela de Comunicación Social.
A sus 72 años, el discípulo de Andrés Sabella se despidió de sus seres queridos el pasado lunes 27. En honor a sus raíces pampinas y la devoción que sentía por la Virgen del Carmen, este martes 28 será trasladado a La Tirana donde será sepultado.
Recordando al «Chico Díaz»
Apasionado por la prensa escrita y con una pluma privilegiada, Daniel trabajó como Jefe de Crónica en La Estrella de Iquique y como periodista deportivo y jefe de sección en el diario La Cuarta en Santiago. Hasta el último momento de su vida, se mantuvo activo en su profesión escribiendo como cronista en El Longino y colaborando en Edición Cero.
En su extensa trayectoria como periodista y la notable pasión por sus raíces pampinas, Daniel también formó parte de la celebración de la Semana del Salitre bajo la premisa de «que la pampa nunca muera». Asimismo, impulsó la Corporación del Salitre en la comuna de Huara donde pasó sus últimos días.
Su inagotable entusiasmo, creatividad y sabiduría al momento de ejercer su profesión, convirtieron al también conocido como «Chico Díaz», en un maestro para muchas generaciones de periodistas que fueron testigos de su brillante trabajo.
Con la amabilidad y cordialidad que lo caracterizaba, Daniel también será recordado por amigos y colegas como una de las personas que mantuvo la fraternidad de una legendaria generación que dio vida a la Escuela de Periodismo UCN.
Reunión de la generación del 67′ en el hogar de Daniel y su esposa Laura en la comuna de Huara.
Palabras de amigos y colegas
Crónica de Ramón Reyes:
«Adiós querido Daniel»
«Linda imagen, lindas compañeras, linda junta de buenos colegas, linda acogida en el hogar de Daniel Díaz, lindo Huara, lindo mi desierto, lindos estos instantes de fraternidad en nuestras vidas. Como dice Tato, esa vez sumamos más minutos para comprar vida. Abrazos a todos».
Esto lo escribí el 3 de septiembre de 2014, cuando la generación del 67 se reunió en Iquique y de la que siempre me he sentido uno más por afinidad de ideales y utopías. Esa vez Daniel nos acogió junto a su esposa Laura en su hogar de Huara. El había sido el artífice de los reencuentros de sus compañeros de curso de la Escuela de Comunicación Social de la UN. Le costaba congeniar con los viejos pero siempre sacaba adelante lo que se proponía.
En la universidad hicimos una amistad desde siempre, más cuando debí hacer mi práctica profesional en la radio de la sede Arica de la UN, donde era su director. Ahí también trabajaban Adolfo Vargas y el «Chino» Morales, otros dos apreciados compañeros. Días felices de fecundo aprendizaje reporteril. Con los años nos reencontramos en el GrupoCopesa, siendo el «Chico» o el «Guatón» Díaz, como lo llamaban sus compañeros, reportero de La Cuarta, llegando a ser jefe en la sección Deportes. En esos años fue un gran colaborador del Sindicato de Periodistas, participando activamente como socio. Por lo mismo, ya retirado y cuando debió someterse a una delicado operación al corazón, acudimos en su ayuda.
A Dios gracias y a la «Chinita», porque el adoraba a la Virgen de La Tirana, se recuperó muy bien y volvió a su tierra natal, aunque más bien lo hizo a Huara, pueblo nortino en el que su esposa, Laurita, oficiaba como profesora. A veces viajaba al puerto y se reunía con sus amigos de siempre a conversar de la vida y de deportes que era su pasión.
Hace un tiempo me comentó que ya preparaba junto a Adolfo Vargas, el Flaco Vargas -actual director de El Longino- otra junta para este año con sus compañeros de Periodismo. Y también mostraba las fotos de sus nietos que ya le bailan a la «Chinita».
Pero la vida quiso otra cosa. Hoy se nos fue Daniel de manera imprevista, inesperada, cruel. No lo merecía un hombre como él. Se nos fue y nos deja un inmenso dolor.
Cuando me lo informó mi compañera Indalicia Lagos Rojas no lo podía crear. Me resistía a creerlo hasta que desde Iquique confirmaron su fallecimiento.
Lo siento mucho por Laurita, su compañera de toda la vida, sus hijos y toda la familia, como asimismo por sus compañeros de generación y de universidad, quienes hoy lo lloramos con un sentimiento auténtico de profundo dolor,
Gracias, Daniel por tu amistad, por esos días preciosos de hermandad sabelliana en Iquique, por recibirnos con tanto cariño en tu hogar y que asi se lo conté a mi familia. No te olvidaré, amigo, compañero y colega. Descansa en paz.
Julia Pavez Swaneck:
Muy sentido pesame a la familia de Daniel mi recordado compañero en el primer curso de Comunicacion Social de la Universidad Catolica del Norte. Agradezco a Ramon Reyes Arancibia por su tan completo artículo relatando gran parte de la vida de Daniel, una muy sentida crónica relatando pasajes de los encuentros de mis recordados compañeros de la carrera. Que bueno que Daniel era devoto de la Virgen de La Tirana, ella ya lo ha recibido en las alturas Daniel fue un hombre bueno me lo imagino cuando recién entramos a periodismo con su sonrisa tan jovial y afable. Algún día nos volveremos a ver.
Eduardo Alegria Olivares:
Gran pesar para nuestra Escuela ante la partida de uno de los grandes del periodismo nortino. Fue un activo promotor para reunir en forma permanentes a la muchachada de los primera generación de la Escuela de Comunicación Social de la Norte, la cual posteriormente amplio la participación con otros estudiantes con el sólo hecho de ser del Alma Mater. Hombre de mil batallas y, como buen iquiqueño, gran amante y defensor de su norte.
Rodolfo Valencia Magna:
Con una pena tremenda, con el alma partida en dos y casi sin palabras. Como el gran Zalo Reyes en nuestras noches de bohemia periodística en el viejo Casino Español, «con una Lágrima en la garganta», tengo que decir que se nos fue Daniel Díaz Segovia, uno de los grandes periodistas que iniciaron en Iquique -su tierra- la diáspora de la Escuela de Periodismo de «La Norte».
Dejaste las salas de redacción de La Estrella de Iquique y de La Cuarta de Santiago, marcadas por la pasión de tu reporteo futbolero y del relato escrito. Los tres títulos de Iquique en escalada, en 1978 en el Nacional Amateur de Adultos, en 1979 en el Ascenso profesional y en 1980, en la Primera División, tienen ese registro y es tu impronta.
Para ti, este partido ha terminado. Y, por Dios cómo lo lamentamos. Te vamos a extrañar, hasta pronto buen amigo.
Lorenzo Reyes:
La noticia me golpea. Daniel pertenece al primer grupo que ingreso a la Escuela de Comunicación Social en 1967. Para nosotros siempre fue el «Chico Diaz». Muy aficionado al deporte, este fue el campo en que se desempeño preferentemente. Nuestro pésame a su compañera , hijos y nietos.
Jorge Francisco Varas Ortiz:
Lamentable noticia que enluta, nuevamente, a la gloriosa Carrera de Periodismo de la UCM con la partida de un grande profesional que deja huella eterna entre el desierto y el mar del Norte chileno.
Mis condolencias a su familia y círculo de colegas cercanos a él.
Michael Müller:
Estimados colegas y compañeros de Escuela. Mas vale tarde que nunca, pero no podemos pasar por alto el lamentable y sorpresivo fallecimiento de nuestro compañero de la primera generación (1967) Daniel Díaz (q.e.p.d.), conocido entre nosotros como «el chico Díaz». Ya estaba retirado y vivía con su señora en Huara, ese hermoso poblado en pleno desierto cerca de Iquique. Se fue luego de sufrir un accidente en su hogar. Conocí a Daniel en la Escuela, iba un curso mas arriba, bajito, flaco y bueno para la pelota y las pichangas y el fútbol 11 contra 11. Le perdí la pista hasta que nos encontramos en Santiago. Lo recuerdo siempre trabajando en La Cuarta, ya muy excedido en peso, buen reportero, amante del norte hasta los huesos y querendón de nuestra Escuela y sobre todo del curso inicial, de la generación 1967.
Una pena su partida porque el chico Díaz era un tipo bueno de alma, nunca le escuché una mala palabra o un pelambre, se va uno mas de la manera mas impensada. A nombre del Centro de Ex alumnos y mio personalmente nuestras condolencias a su familia, a sus amigos y a sus ex compañeros de la Escuela generación 1967. Descansa en paz Ernesto!